GIPUZKOA, LA AUTOPISTA PREHISTÓRICA QUE UNIÓ EUROPA CON LA PENÍNSULA



Cueva de Aitzbtarte IV en Landarbaso, Errenteria. donde se han hallado figuras en bajorrelieve modeladas en arcilla del Paleolítico.

En pleno período Magdaleniense el actual territorio de Gipuzkoa conectó el continente europeo con la Península Ibérica y permitió el paso de los humanos paleolíticos hacia Atapuerca


Hace entre 10.000 y 15.000 años, en pleno período Magdaleniense, el actual territorio de Gipuzkoa actuó como una suerte de "autopista prehistórica" que, según creen los expertos, conectó el continente europeo con la Península Ibérica y permitió el paso de los humanos paleolíticos hacia Atapuerca.

Los descubrimientos realizados en la última década, en los que el número de cuevas con arte rupestre en Gipuzkoa han pasado de dos a once, han permitido dibujar sobre el mapa un corredor por el que hace miles de años nuestros antepasados transitaron entre los Pirineos y el valle del Ebro o la meseta norte.

El recorrido que configura la unión de los yacimientos de Aitzbitarte (Errenteria); Altxerri (Aia); Danbolinzulo y Erlaitz (Zestoa); Ekain y Astigarraga (Deba), y Lezetxiki (Arrasate), configura un corredor compartido en muchas partes por la actual autopista AP-8, a través del que, en opinión de los expertos, los humanos prehistóricos se adentraron en la península en busca de materias primas.

Según explica el profesor de la Universidad del País Vasco y miembro de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Álvaro Arrizabalaga, se trata de un "nuevo modelo" de estudio que, a diferencia del anterior en el que el País Vasco se situaba como fondo del corredor Cantábrico que configuran Asturias y Cantabria, propone una distribución "multidireccional" de las personas de aquella época, así como de sus "ideas" e "innovaciones tecnológicas".

"Lógicamente -concreta Arrizabalaga- los seres humanos que llegaron a Atapuerca lo hicieron por algún sitio y la hipótesis más probable es que llegaran pasando por Gipuzkoa y por el corredor del río Deba, donde hay una concentración muy grande de yacimientos y de arte parietal, en la zona de Deba, Mutriku e incluso Mendaro".

"Son los yacimientos arqueológicos los que nos están definiendo que ese es el paso", precisa el experto, en cuya opinión, lo que nuestros antepasados buscaban en el valle del Ebro era "algo tan esencial" para ellos "como la materia prima con la que hacer herramientas".

Pinturas rupestres en la cueva de Landarbaso




"Querían las buenas fuentes de sílex que están en Treviño y en Urbasa. Y para acceder a ellas es imprescindible cruzar la divisoria de aguas y entrar en Álava", ha concretado.

Arrizabalaga afirma que el fenómeno de la búsqueda de materias primas se observa también en el otro lado de los Pirineos, en el País Vasco francés donde, según ha comentado, "pasa exactamente lo mismo".

"Hay una distribución del flujo de las poblaciones que se estrecha mucho para cruzar el Bidasoa pero luego, una vez que entran en Iparralde se distribuyen por el pie de monte de los Pirineos, la depresión aquitana y el valle del Garona", ha descrito el arqueólogo.

DIARIO VASCO (CARLOS LÓPEZ / EFE), 29 AGOSTO 2017